22.6.05

Las cartas sobre la mesa

Una calurosa noche de verano decidimos jugar con nuestros sentimientos. Lo que no imaginaba entonces es que harías trampas, que te guardarías tu as de corazones en la manga. Pobre rey de tréboles. Se me quedó ahí, encima de la mesa, con su ramo de flores en la mano y cara de haber metido la pata.

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